A lo largo de mi carrera profesional he acompañado a parejas que han sido capaces de separarse de forma consensuada; también a personas que, si bien quieren acabar amistosamente con su pareja, no acaban de encontrar la manera de ponerse de acuerdo, y también a aquellas personas que han tenido que acudir a un procedimiento contencioso para discutir la guarda o la pensión alimenticia de sus hijos, tanto para establecerlas como para aumentarlas o disminuirlas, según el caso y la necesidad de cada cual. Asimismo, he acompañado a personas en procesos de sustracción internacional de sus hijos, recuperando a menores secuestrados o retenidos en otros países por uno de los progenitores sin el permiso ni el consentimiento del cliente.

Por mi despacho han pasado arquitectos, médicas, directivas, economistas, enfermeros, ingenieros y un sinfín de profesiones más. Al final, todos somos personas y sufrimos en un proceso tan difícil como es una ruptura.

Cuando una persona llama al despacho para pedir ayuda profesional, lo primero que hago es concertar una entrevista, en la que escucho atentamente la problemática que trae consigo el cliente y, si dispongo de toda la información necesaria, le ofrezco la máxima cantidad de vías de solución posibles. La cuestión siempre dependerá de si el caso es amistoso (ambas partes están de acuerdo en todos los asuntos o en casi todos) o si es necesario presentar una demanda para defender adecuadamente los intereses del cliente, o bien defender al cliente porque ha recibido una demanda. A veces también ocurre que el cliente ha recibido una demanda y necesita entender con qué se va a encontrar, qué opciones de éxito tiene, qué puede esperar, o qué puede pedir.

Es imprescindible estudiar toda la documentación detenidamente y, antes de hacer nada, siempre lo acuerdo con el cliente.

Para que el cliente sepa exactamente a qué atenerse, en cuanto tengo claro cuál es el trabajo que voy a poder hacer para él, elaboro un presupuesto en el que intento incluir todas las opciones.

Cuando, debido a la situación que trae consigo el cliente, no es posible saber cuánto tiempo y esfuerzo voy a invertir en su asunto, propongo también de forma clara una opción de paquetes de horas de trabajo. En ningún caso comenzaré a trabajar en el asunto sin haber pactado previamente los honorarios con el cliente.